El pan de oro japonés es el más fino del mundo
La pagoda dorada del pabellón Konjiki-dō, el brillo de las estatuas budistas, las pintorescas cajas de laca japonesas de maki-e y la decoración preciosa de la armadura de los caballeros japoneses, para todas estas obras se utilizó el brillante pan de oro hecho en la ciudad de Kanazawa.
Kinpaku, las láminas de oro, se producen en Japón desde hace 400 años. En la Edad Media se hacía a mano, y ahora para la producción del pan de oro se utilizan máquinas de martillo.
El papel hace el oro más fino
El papel es muy importante en el proceso de la fabricación de kinpaku. Tradicionalmente, se usa el papel especial “washi” hecho de la fibra del árbol “gampi”. Es tan resistente que es muy difícil romperlo con las manos.
En la foto: las hojas de oro se meten entre las hojas del papel “washi”.
Primero, el “washi” lo preparan para la producción. Lo remojan en la mezcla de zumo de frutas, cenizas y huevos de gallina, luego lo baten fuerte, pero cuidadosamente con el martillo. El papel se hace brillante y liso.
Entre las capas de este material plano y resistente las láminas de oro salen perfectas. El uso del papel “washi” durante mucho tiempo fue el secreto de los artesanos japoneses.
En la foto: las hojas de oro se aplican con palitos para evitar que se peguen a las manos.
El pan de oro japonés kinpaku tiene más de siete colores, del amarillo claro al amarillo rojizo. El color de la liga se modifica añadiendo la plata y el cobre. El cobre le proporciona al metal el color rojo, y la plata, el color blanco. El contenido de oro varía de 58% a 98%.
El martillo bate frecuente, pero delicadamente
La cinta de oro de un milímetro de espesor se hace aún más fino en una máquina especial y luego va cortado en rectángulos con un espesor de 0,001 mm.
En la siguiente fase las piezas se colocan entre las hojas de papel y se baten con un martillo a una velocidad de más de 500 golpes al minuto. Esta frecuencia es necesaria para que la lámina de oro sea homogénea y se haga más fina de una manera uniforme.
En la foto: en el proceso de fabricación del pan de oro, la frecuencia de los golpes del martillo es más importante que la fuerza.
Las series de martillazos se alternan con las pausas. El martillo calienta el metal amarillo, y este necesita un descanso de 15 minutos. El ciclo se repite hasta que la lámina de oro se parezca al más fino pañuelo de seda.
Al final del proceso la lámina se hace transparente e increíblemente fina: 0,00001 milímetro de espesor. Cien láminas pesan solo 2 gramos.
El orgullo de Kanazawa
“Solo en Japón se produce el pan de oro tan fino. El principal secreto tecnológico es nuestro papel único”, dice el artesano Kenichi Matsumura, uno de los 40 especialistas de alto nivel de Kanazawa. Algunos de ellos trabajan en la famosa fábrica “Sakuda” donde se fabrica el 90% de todo el pan de oro de Japón. Otros, siguiendo las tradiciones antiguas, trabajan en los talleres familiares.
El Museo del pan de oro de Kanazawa fue fundado en 1971 por el artesano Yasue Takaaki que quiso transmitir a los descendientes el secular patrimonio cultural de los artesanos de la región. Yasue recogió en el museo unos 300 objetos: cuadros, cerámica, esculturas, pergaminos sagrados, muebles e indumentarias.
En la foto: el helado blando con una capa de oro es la especialidad de la cafetería del museo.
En la ciudad hay muchas tiendas de recuerdos que venden artículos dorados. Aquí se puede participar en un taller y cubrir de oro el teléfono móvil o hacer un tatuaje de oro.
La demanda de pan de oro en el mundo crece cada año. Lo usan artistas, restauradores y artesanos. Recientemente, los cocineros y cosmetólogos se han convertido en consumidores del oro más fino.