La fiebre del oro: Canadá

La fiebre del oro: Canadá

15.07.2021

 

La fiebre del oro en el río Klondike se hizo una de las más famosas del mundo. Hasta la palabra Klondike se ha convertido en un término que significa riquezas incalculables de fácil acceso. Sin embargo, muy poca gente sabe cuánto esfuerzo, trabajo y dinero les costó a los buscadores de oro realizar su sueño de enriquecerse en Alaska.

 

El Eldorado del Norte

El año 1896 se hizo muy feliz para Jim Skookum, Charlie Dawson, George Carmack y Robert Henderson. Cada uno de ellos soñaba con enriquecerse y, mientras tanto, hacían lo que podían para ganarse la vida: cazaban animales, pescaban y trabajaban de guías en Alaska. También buscaban oro, pero hasta cierto momento sin mucho éxito.

Estaban pescando en el río Klondike cuando uno de ellos se alejó del campamento por el arroyo, cazando un ciervo. Cuando lavaba y cortaba el cuerpo, el cazador vio muchas pepitas de oro y se lo contó a sus compañeros. Los amigos compraron el terreno en la zona y más tarde otros buscadores se unieron también a ellos. El arroyo bendito lo llamaron El Dorado.

En la foto: La fiebre del oro empezó cuando George Carmack llevó al banco la funda del rifle llena de metal precioso.

 

La primera carga de oro de un valor de medio millón de dólares fue transportada en barco a San Francisco en junio de 1897, y poco después en el puerto entró otra nave cargada de oro. El informe del geólogo William Ogilvie sobre el yacimiento proporcionó información sobre una producción anual de oro de 2 500 000 dólares. Al año siguiente, miles de buscadores fueron al norte para probar suerte.

 

Un viaje duro hacia el oro

El camino más corto para el arroyo de oro iba desde Seattle a través de Vancouver a lo largo de la costa del Océano Pacífico. Luego, los viajeros tenían que atravesar la cordillera vigilada infatigablemente por los indígenas de la tribu Chilkoot. Después, tenían que ir 600 millas en barcas por los ríos del norte atravesando peligrosos rabiones. Todo el trayecto tomaba 4 500 kilómetros.

En la foto: la cola de buscadores en el paso de Chilkoot.

 

Muchos fallecían en todas las etapas del viaje: se hundían con los barcos, morían de las flechas de los indígenas, congelados en el camino, desaparecían bajo avalanchas y en los rabiones del río. A pesar del largo viaje lleno de peligros que pudieron terminar solo un 30% de viajeros, en el año 1897 más de 30 000 personas llegaron a los afluentes del río Klondike. A finales de año, toda la tierra libre estaba ocupada.

 

La sal más cara que el oro

El asentamiento más cercano al lugar donde se extraía el metal precioso era un pueblo llamado Dawson. Fue nombrado en honor de George Dawson, el jefe de la primera expedición geológica en Yukon. Aquí los mineros compraban alimentos y el equipo necesario, pagando con arena dorada y pepitas.

 

Más gastos que ganancias

“La locura de Klondike” duró dos años, llegando poco a poco a su final.

Los cálculos muestran que el dinero traído y gastado por los mineros en Klondike superó muchas veces sus ganancias. Los mineros de oro ganaron 22 millones de dólares en un par de años, mientras que sus gastos fueron incomparablemente mayores: 200 millones de dólares acabaron en las carteras de comerciantes, guías, bailarinas y estafadores.

 

En nuestro próximo artículo, hablaremos sobre los acontecimientos legendarios en Sudáfrica.

 

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