Patrimonio de la UNESCO: la catedral dorada Ayasofya
La catedral de Santa Sofía es un edificio emblemático de Estambul, un ejemplo mundialmente conocido de la arquitectura bizantina. El templo es reconocido como uno de los edificios más grandes del mundo. En 1985, fue incluido en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Historia de su construcción
La majestuosa catedral, testigo de la «edad de oro» de Bizancio, fue construida por orden del emperador Justiniano I en 537. El gobernante bizantino ordenó la construcción de un gran templo que adornaría Constantinopla y expresaría la grandeza del Imperio.
Justiniano encargó la construcción del templo a los arquitectos y albañiles más talentosos de la época. Más de 10 000 trabajadores fueron contradtados para la construcción de la obra maestra arquitectónica. El emperador no escatimó dinero para su construcción. Según una versión, los costos de construcción de la catedral de Santa Sofía ascendieron a aproximadamente 130 toneladas de oro.
En la foto: el templo, construido como una basílica clásica en forma de cruz, tiene una altura de 55,6 metros.
Durante 900 años, «Santa Sofía» fue la principal catedral ortodoxa de Constantinopla (ahora Estambul) y fue considerada el templo más grande del mundo. En 1453, la ciudad fue conquistada por los otomanos. El gobernante otomano, que admiraba la belleza de la catedral, ordenó que la iglesia ortodoxa se transformara en la principal mezquita estatal, Ayasofya. Cuatro altos minaretes se unieron al edificio; las imágenes de los santos ortodoxos en los muros interiores del templo fueron cubiertos de yeso, y Santa Sofía se convirtió en un santuario musulmán durante casi cinco siglos.
En la foto: la mezquita Ayasofya en 1865.
En 1935, por orden del primer presidente turco, Kemal Atatürk, la catedral de Santa Sofía se convirtió en un museo, llamado Hagia Sophia.
El esplendor de la decoración interior
Justiniano, obsesionado con la idea de construir el «templo más grande de todos los tiempos», quería que la iglesia fuera más lujosa. En la construcción se utilizaron oro, plata, piedras preciosas, el mejor mármol bizantino y marfil. Según una leyenda, el emperador quería que todos los muros dentro del templo estuvieran cubiertos por completo de oro, pero los astrólogos predijeron que nuevos gobernantes llegarían al Imperio, se maravillarían con las riquezas de la catedral y la saquearían. Al enterarse de esto, Justiniano decidió moderar su deseo de lujo.
Como decoración principal de la catedral se decidió hacer un mosaico de oro que cubría la parte superior de los muros y los techos del templo. Hasta nuestros días, solo se ha conservado una parte de la magnífica decoración de mosaicos.
En la foto: los muros de la parte sur de la catedral están decorados con mosaicos de oro, que muestran figuras de Jesús, la Virgen, los santos apóstoles y los profetas.
En la foto: los techos abovedados de Hagia Sophia son dorados y están pintados con adornos florales.
En la foto: los muros de la catedral y numerosas columnas están hechos de caro mármol bizantino con un patrón natural único.
En la foto: algunos arcos interiores de Santa Sofía están decorados con adornos de oro estampados.
La decoración interior del templo es una inusual fusión de dos culturas: la cristiana y la islámica.
Uno de los principales santuarios musulmanes de Ayasofya son ocho medallones redondos de más de 7 metros de diámetro, cubiertos de cuero, que se encuentran entre las columnas en el segundo nivel de la catedral.
En la foto: se aplican ligaduras árabes (citas del Corán) en grandes medallones de oro.
En la foto: en el lado izquierdo, se encuentra el palco del gran sultán, decorado con una pintura dorada y una rejilla de oro estampada.
La cúpula del templo, rodeada por 40 ventanas, sorprende por sus dimensiones. Su diámetro es de 31 metros.
En la foto: inicialmente, en el centro de la cúpula estaba la imagen de Jesucristo. Más tarde, en la época del Imperio otomano, la cúpula fue revestida de oro y decorada con citas del Corán.
Hecho interesante: la imagen de la cruz de líneas rectas está tallada en el suelo de la catedral de Santa Sofía. Dicen que si uno se para sobre él y cierra los ojos, podrá experimentar una disminución de la gravedad.
La catedral de Santa Sofía es un símbolo de los antiguos imperios poderosos. Hoy en día, Ayasofya es una de las principales atracciones de Estambul.
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