La «Saliera»: el salero de oro de Benvenuto Cellini
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El encargo del rey
El invaluable salero «Saliera», creado por el gran Benvenuto Cellini en el siglo XVI, perteneció al rey Francisco I. Su reinado en Francia se considera el apogeo de la economía, el comercio y la agricultura. El monarca amaba el lujo y se rodeaba de personas talentosas: invitó a su corte a Leonardo da Vinci, Andrea del Sarto, Rafael y Cellini.
En la foto: Jean Clouet: Retrato de Francisco I, hacia 1525, Museo del Louvre, Paris.
El gran maestro
Benvenuto Cellini fue un destacado escultor y pintor florentino. Su vida estuvo llena de increíbles aventuras, historias dramáticas y, por supuesto, creatividad. Cellini se convirtió en un maestro de la fundición, realizando esculturas increíblemente complejas para representantes de la más alta nobleza.
En la foto: Benvenuto Cellini simboliza el Renacimiento en Italia. El busto del escultor está instalado en el puente Ponte Vecchio de Florencia.
El escultor fue recibido con honores en la corte real francesa, donde trabajó en sus obras maestras invaluables durante tres años (1540-1543). Una de ellas está perfectamente preservada y se encuentra en el Museo de Historia del Arte de Viena: se trata del famoso salero hecho para el monarca francés.
La «Saliera» de oro
Esta exquisita creación del maestro se considera la culminación del arte decorativo de la era del manierismo. El gran maestro Cellini realizó el plan más profundo y demostró la unidad de la Tierra y el Mar, en cuya unión nace la sal.
El símbolo de los mares y las corrientes: el antiguo dios romano Neptuno se sienta en su carro tirado por majestuosos caballos junto a un barco. A su lado se encuentra la diosa romana de la fertilidad Ceres sobre un elefante, a la derecha de la figura divina hay una estructura antigua. Según la idea del maestro, se abre y se puede verter pimienta en ella, mientras que el barco está destinado a la sal.
La salamandra a los pies de Ceres se convirtió en la encarnación del poder real de Francisco I. Las figuras de las deidades están bañadas por las olas del mar, lo que enfatiza la conexión más profunda entre la Tierra y el Agua.
En la foto: la estatuilla está hecha de oro y esmalte. Las dimensiones de la figura son 26,3 centímetros de alto y con una base de alrededor de 33,5 centímetros de ancho.
En la base del salero, el maestro representó a cuatro bebés, llamados comúnmente «putti» (en italiano, putto; en latín, putius) durante el periodo renacentista. Simbolizan los cuatro puntos cardinales y las direcciones de los vientos.
El salero está colocado con prudencia sobre pequeños rodillos de madera especiales para que pueda girarse o moverse fácilmente alrededor de la mesa.
El robo del siglo
Después de que el gran Cellini cumpliera el encargo del rey de Francia, Francisco I dispuso del salero durante algún tiempo. Posteriormente pasó a manos del monarca Carlos IX, quien, a su vez, le obsequió la célebre creación del escultor italiano al archiduque Fernando II de Austria del Tirol. La «Saliera» se conservó durante mucho tiempo en el Museo del Castillo de Ambras en Innsbruck, y luego se «trasladó» a Viena.
Fue allí, en la capital de Austria, donde la admirable obra maestra de Cellini no se salvó. En 2003, en extrañas circunstancias, la valiosa exposición desapareció del Museo de Historia del Arte.
A quien encontrara el tesoro se le prometió un premio de 70 000 euros. Esto era muy poco, ya que el coste real del artículo superaba los 50 millones de euros. La «Saliera» estaba prudentemente asegurada y no había forma de venderla en el mercado. Al parecer, el ladrón no tuvo en cuenta estas circunstancias, por lo que colocó el salero de oro en una caja metálica de plomo y lo enterró en un bosque cercano a la ciudad austriaca de Zwettl-Niederösterreich. Allí lo encontró la policía austriaca tres años después.
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